Desde el Frente Popular Darío Santillán no vemos en estas elecciones nacionales una opción que podamos evaluar como verdadero paso de avance hacia la construcción de un proyecto de Poder Popular, anticapitalista, antipatriarcal y por el socialismo, aunque valoramos la presencia en algunas listas de candidatos populares o de izquierda que se destacan en las luchas obreras, barriales, ambientales, estudiantiles y de otros sectores del pueblo.
Sin embargo el panorama general sigue más que nunca dominado por un régimen en el cual -como dice la Constitución que nos rige- “el pueblo no gobierna ni delibera”, quedando estas vitales tareas en manos de una casta profesional de políticos al servicio de los poderosos y que, con mucho dinero, consultoras y medios y tras una bandera u otra, siempre siguen apareciendo. Contra este régimen el pueblo se rebeló mayoritariamente el 19 y 20 del 2001, intentando adquirir un protagonismo y poder de decisión vedados. El balance que podemos hacer es que esto no se ha logrado aún, y que el actual gobierno ha utilizado algunas concesiones dadas a luchas históricas de nuestro pueblo, no para profundizarlas, sino para sostener el viejo régimen. Así como ha dictado una ley electoral que busca enterrar el espíritu democrático del 19 y 20, eliminando cualquier resquicio que permita o aliente la participación popular.
Más aún, con la reforma electoral que se pone en juego por primera vez en estas elecciones se busca consolidar que la política siga quedando en manos de los Partidos de siempre, de los viejos dinosaurios del PJ, o de artistas y deportistas amigos del poder que brindan su maquillaje al sistema. Otro objetivo de la reforma electoral que impulsa las elecciones primarias del 14 de este mes es evitar que cualquier expresión popular y de izquierda pueda presentarse en las elecciones generales de octubre, para consolidar de esta manera el caballito de batalla oficial de que “a la izquierda del kirchnerismo no hay nada”.
Un párrafo aparte nos merece la candidatura de Duhalde, que debería estar hoy en la cárcel por los asesinatos de Kosteki y Santillán, así como por la maldita policía del narcotráfico y el “gatillo fácil”, en lugar de estar en campaña disertando sobre "gobernabilidad" y "democracia". Si puede postularse es porque el gobierno, cuando tuvo la oportunidad de impulsar la investigación sobre los responsables políticos de la Masacre de Avellaneda, eligió garantizar la impunidad, al punto de no abrir los archivos de la SIDE y permitir que Duhalde no se presente ante la justicia. El pueblo argentino tiene en claro su culpabilidad como responsable político principal de los asesinatos de nuestros compañeros Maxi y Darío, y hoy como siempre nuestra sentencia es clara: Duhalde es candidato, ¡pero a la cárcel!
En lo inmediato, se juega una batalla en las elecciones primarias del 14 de agosto, donde se intenta queden fuera de la contienda de octubre las organizaciones de la izquierda. Más allá de las diferencias o críticas que podamos hacer a estas organizaciones, no le damos al gobierno ni a este régimen el derecho a decidir sobre su existencia y estamos por la derogación de la presente legislación electoral. Creemos que el más elemental derecho democrático nos impulsa a votar este 14 por las organizaciones que a nivel nacional, provincial y local se presenten como alternativas a la izquierda de este gobierno y llamamos a los sectores populares a defender también este derecho.
Más allá de la coyuntura electoral, y aunque parezca oculto tras el infernal ruido mediático, los movimientos populares también tenemos un proyecto de país que vamos construyendo desde abajo, prefigurando una “nueva izquierda” desde los valores que caracterizan a las nuevas experiencias de organización y protagonismo popular, como las que emergieron en el contexto del 19 y 20 del 2001. Las compañeras y compañeros del Frente Popular Darío Santillán sentimos que nuestros sueños no se agotan en sus urnas y vamos construyendo ese proyecto, proponiendo organización y lucha tras un horizonte de cambio social en los lugares de trabajo, en los movimientos y coordinadoras barriales, en las agrupaciones juveniles o estudiantiles, en los centros culturales o colectivos militantes. Y sobre todo, a través de las “10 propuestas políticas emancipatorias” que elaboramos desde nuestras luchas y como parte del espacio de la Izquierda Independiente del que participamos, la Coordinadora de Organizaciones y Movimientos Populares de Argentina (COMPA), en las que proponemos alternativas al actual modelo extractivo-exportador que consolidó el kirchnerismo, denunciamos la precarización laboral como otro de los pilares de este modelo, defendemos los derechos humanos en forma integral y vinculados también a las luchas actuales, impulsamos la igualdad de géneros, la transformación y defensa de la educación pública y popular, el derecho a la tierra, vivienda y salud en los barrios, la autodeterminación de los pueblos originarios y comunidades rurales, la soberanía alimentaria, el desarrollo de nuevos medios de comunicación comunitarios y populares, y la unidad de los pueblos latinoamericanos. Y sostenemos que la lucha por estas cuestiones es la que debe dominar la agenda política popular mientras, valorando la importancia del aporte que podemos hacer como integrantes de la izquierda independiente y la responsabilidad que nos cabe, avanzamos hacia la construcción de una alternativa popular masiva que proyecte una propuesta de cambio social.
Un párrafo aparte nos merece la candidatura de Duhalde, que debería estar hoy en la cárcel por los asesinatos de Kosteki y Santillán, así como por la maldita policía del narcotráfico y el “gatillo fácil”, en lugar de estar en campaña disertando sobre "gobernabilidad" y "democracia". Si puede postularse es porque el gobierno, cuando tuvo la oportunidad de impulsar la investigación sobre los responsables políticos de la Masacre de Avellaneda, eligió garantizar la impunidad, al punto de no abrir los archivos de la SIDE y permitir que Duhalde no se presente ante la justicia. El pueblo argentino tiene en claro su culpabilidad como responsable político principal de los asesinatos de nuestros compañeros Maxi y Darío, y hoy como siempre nuestra sentencia es clara: Duhalde es candidato, ¡pero a la cárcel!
En lo inmediato, se juega una batalla en las elecciones primarias del 14 de agosto, donde se intenta queden fuera de la contienda de octubre las organizaciones de la izquierda. Más allá de las diferencias o críticas que podamos hacer a estas organizaciones, no le damos al gobierno ni a este régimen el derecho a decidir sobre su existencia y estamos por la derogación de la presente legislación electoral. Creemos que el más elemental derecho democrático nos impulsa a votar este 14 por las organizaciones que a nivel nacional, provincial y local se presenten como alternativas a la izquierda de este gobierno y llamamos a los sectores populares a defender también este derecho.
Más allá de la coyuntura electoral, y aunque parezca oculto tras el infernal ruido mediático, los movimientos populares también tenemos un proyecto de país que vamos construyendo desde abajo, prefigurando una “nueva izquierda” desde los valores que caracterizan a las nuevas experiencias de organización y protagonismo popular, como las que emergieron en el contexto del 19 y 20 del 2001. Las compañeras y compañeros del Frente Popular Darío Santillán sentimos que nuestros sueños no se agotan en sus urnas y vamos construyendo ese proyecto, proponiendo organización y lucha tras un horizonte de cambio social en los lugares de trabajo, en los movimientos y coordinadoras barriales, en las agrupaciones juveniles o estudiantiles, en los centros culturales o colectivos militantes. Y sobre todo, a través de las “10 propuestas políticas emancipatorias” que elaboramos desde nuestras luchas y como parte del espacio de la Izquierda Independiente del que participamos, la Coordinadora de Organizaciones y Movimientos Populares de Argentina (COMPA), en las que proponemos alternativas al actual modelo extractivo-exportador que consolidó el kirchnerismo, denunciamos la precarización laboral como otro de los pilares de este modelo, defendemos los derechos humanos en forma integral y vinculados también a las luchas actuales, impulsamos la igualdad de géneros, la transformación y defensa de la educación pública y popular, el derecho a la tierra, vivienda y salud en los barrios, la autodeterminación de los pueblos originarios y comunidades rurales, la soberanía alimentaria, el desarrollo de nuevos medios de comunicación comunitarios y populares, y la unidad de los pueblos latinoamericanos. Y sostenemos que la lucha por estas cuestiones es la que debe dominar la agenda política popular mientras, valorando la importancia del aporte que podemos hacer como integrantes de la izquierda independiente y la responsabilidad que nos cabe, avanzamos hacia la construcción de una alternativa popular masiva que proyecte una propuesta de cambio social.